Más de dos mil años después de que llegaran los primeros pobladores, con sus semillas, sus frutales y sus animales, la gastronomía de Gran Canaria se ha cocinado, muy lentamente, con todas las aportaciones que desde entonces han ido llegando desde los más variados lugares. Dos mil años que han horneado la amalgama de productos que ofrecía el océano, sumado a los que brindaba una tierra generosa que adoptó, transformándolo, todo lo que, desde tierras lejanas, le fue aportado a su despensa insular.

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Porque la gastronomía grancanaria crece sobre su tradición de gran puerto del Atlántico, con su vaivén de ingredientes remezclados que puede explicar la diversidad de la cocina que suman sus 21 municipios, cada cual con su historia, paisaje y despensa gracias al buen clima de la isla y a los numerosos microclimas que dan personalidad a cada espacio diferenciado, del sur o del norte, en un territorio repleto de productos gourmet como los plátanos, los tomates, las manzanas, las aceitunas, las frutas tropicales, las naranjas, la repostería de la almendra, la gran variedad (y color) de sus quesos, o un ingrediente clave de todo buen plato: una buena sal. 

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Son ejemplos de lo que el visitante curioso puede encontrar en esta isla de sabores. Ejemplos que puede ir descubriendo a medida que recorra rutas que le permitan disfrutar de sus salinas, sus vinos, sus quesos, su agricultura y del alimento base de su dieta durante dos mil años: el gofio.