top of page
gran canaria 2.jpeg

Territorio

Gran Canaria, isla atlántica bien conocida por los contrastes de su territorio, también es un destino que despierta los sentidos. Y no sólo por las aguas que bañan su costa, los microclimas que crean tan variados paisajes, un sol generoso que acaricia y da vida, una tierra volcánica y fértil llena de sorpresas y sus gentes hospitalarias.

Todo ello es el poderoso caldo de cultivo de una inigualable materia prima que grandes cocineros están convirtiendo en una razón de peso para visitarla: su gastronomía.

Tiene que ver con la historia y ser de un pueblo; los platos que la conforman son retazos de herencias, vivencias, contactos, intercambios… y supervivencia. En el caso de Gran Canaria, bañada por un océano en el que ha hecho de escala entre tres continentes, su cocina tradicional se nutre de la influencia de una Europa que la frecuenta, de una América que se ha nutrido de su emigración y de una África próxima con la que comparte orígenes y anhelos. 

 

La materia prima llega de esas aguas y esas tierras a sus mercados, ofreciendo olores, colores y sabores que se mezclan entre los puestos de frutas, verduras, carnes y pescados con la calidad de lo singular, además de cercano, y cuyo destino es convertirse en sabrosas recetas. Sus inigualables y muy premiados quesos elaborados con todas las combinaciones posibles de leche de cabra, oveja y vaca; el toque volcánico y salino de vinos con denominación de origen a partir de variedades de uva exclusivas en el mundo; el aroma del café cultivado en Agaete a la sombra de naranjos, mangos y guayabos en un escondido valle subtropical; o endulzar el paladar con el inconfundible toque de la almendra de su repostería de Tejeda.

Gran Canaria sorprende por la identidad de su gastronomía, reforzada por la calidad y originalidad de lo que puede ofrecer. Todo un atractivo que añadir en la agenda del visitante.

IMÁGENES

bottom of page